Hace cinco años, escribí un artículo que llamé “Pelea lejana, ¿problema nuestro?” Ya casi al final decía: “Yo no sé ustedes, pero el miedo que a mí me da es que el Primer Locutor de la República —quien está chingo de las ganas por pelear una “guerra asimétrica” con el “imperio”, que está enamoraíto perdío del presidente iraní, y quien jura que ya tiene a la América Hispana metida en el bolsillo— le dé por tratar de embelecar a un auditorio más, el de Oriente Medio, y meta a esta sufrida y aguantadora patria nuestra en una contienda ajena. Si leyera las poesías de Mahmoud Darwich, un gran poeta palestino, pudiera entender que esa parte del mundo está compuesta por ‘Estados artificiales, gobernados por autócratas, tiranos, clérigos y militares corrompidos, (que) mantienen en la pobreza y la ignorancia a unas poblaciones civiles caídas en la más absoluta miseria, víctimas indefensas de un Islam “puro” y arcaico que les promete el paraíso, a través de la guerra revolucionaria, o la redención material, a través de un nuevo orden’. Pero no, él prefiere leer las ramplonas de Tarek Saab...”
Boca de sapo la mía; al ratico, el tipo estaba firmando con el “hermano Ahmadineyad” pactos de apoyo mutuo —los cuales, contrariando la letra constitucional— nunca pasaron por la Asamblea Nacional, por lo que la nación no sabe a qué la obligan en su relación con Irán; despachando unos vuelos raros, en un 747 nada menos, que no recibían controles migratorios ni aduanales, que no aceptaba pasajeros “normales” y que según radio-bemba sólo se justificaban por el envío de uranio para la bomba atómica que están haciendo por allá; contratándoles la construcción de casas que no se ven; autorizándolos para instalarse aquí mediante bancos y fábricas de automotores, cesiones de fincas para dizque nos enseñen a sembrar y, en lo que es el colmo, ¡para darnos lecciones sobre cómo hacer harina de maíz!; y mandándole gasolina que necesitaban a pesar de ser país petrolero. Gasolina que no producíamos y que teníamos que comprar bien cara en refinerías europeas para vendérsela al “hermano” a precio vil.
Esos envíos de gasolina y de insumos, piezas de repuesto, así como de tecnología para producirla —todos comprados en el imperio meeesmo, para más colmo—, hechos a sabiendas de se estaba contrariando resoluciones de la ONU sólo sirvieron para meternos en un lío internacional: Pdvsa aparece entre siete empresas que sufrieron sanciones. Hay quienes dicen que dichas penas no son importantes porque todavía podemos mandarle petróleo a Estados Unidos. Pero sí lo son. Menciono uno sólo de los problemas que se nos vienen: ya los bonos de Pdvsa cogieron pa’bajo. Nadie quiere comprarlos. Aunque la empresa, tan urgida de dinero para seguir pasándoselo a Manirroto 1 —quien lo necesita para continuar alcahueteando a la Cuba de sus amores e interferir en la política interna de otros países (lo de moda es Perú y Honduras)— ofrece un premium que es tres veces mayor al que está pagando Grecia, país que está en serios problemas con la Comunidad Europea por los suyos. Hace un año, Boves II dijo que las sanciones de la ONU “no valen un centavo”. La jactancia le comienza a salir cara: ahora es Venezuela la que está perdiendo, no centavos, sino millones de dólares. Por estar de brejetero.
¡Luego de la sanción, los berridos patrioteros no podían demorarse! Había que sacarle la pata del barro a Mico Mandante. De una vez, Aristóbulo, Ramírez y otros de la misma fauna salieron a desgañitarse diciendo que “Venezuela se respeta”. Pero si los primeros que no la respetan son ellos mismos, quienes la ponen en el peligro de aparecer como un país forajido porque no acata los mandatos de una organización a la cual pertenece, ni respeta los convenios de los cuales es signataria. En la cortina de humo que intentan tender, tratan de hacer creer que es algo relacionado con el derecho de Venezuela a “tener relaciones con quien quiera”; que no es el caso. No se difiere en nada de la mamá del malandro al que llevan detenido por haber sido encontrado in fraganti y que pega lecos diciendo que su hijo “puede hacer lo que le dé la gana”. ¡Sí, Luis! Pero va preso.
Otrosí
En una muestra más de lo rábulas que son quienes ahora redactan las normas, en la Gaceta Oficial que trae la resolución referida a los “ambientes libres de humo de tabaco”, se establece que “En caso de incumplimiento de las disposiciones previstas en esta Resolución (sic), se impondrán sanciones previstas en el ordenamiento jurídico vigente.” Sí, pero por aquello del nullum crimen, nullum poena sine lege, ¿quién tiene la potestad de imponerlas?, y ¿cuáles son las normas en las que se prohíbe y se pena el hecho?