martes, 14 de diciembre de 2010

Ortoepía y otras zarandajadas

Lo confieso, yo pensaba que mi pasado artículo iba a ser un bodrio. Porque se alejaba de los temas políticos que me han mantenido ocupado de un tiempo para acá y se refería a un libro que me marcó desde que lo leí siendo un muchacho de cuarto grado. Pues, ¡sorpresa!, recibí una respetable cantidad de correos y disfruté de muchas conversaciones en las que se me felicitaba por mi escrito. Tanto, que decidí mantenerme alejado de mi habitual ración de críticas a la incapacidad de jerarcas del régimen y cogerme una semana más para disfrutar escribiendo de lo que me gusta más: letras, historia, viajes y demás cosas atinentes a la cultura. Para los que pusieron caras largas al leer lo anterior, tienen mi promesa de que tres de los cuatro escritos que me quedan este año serán para seguir rajando contra Elke Tekonté y sus áulicos en las esferas nacional, regional y local. El último será para reconciliarnos con la Navidad y, probablemente, sean las grageas de chispa popular que tanto gustaron en años anteriores. Entremos en materia.

Una amiga a la que quiero mucho, y que se siente con la confianza suficiente para criticarme con franqueza, me enrostra con frecuencia una tendencia que, dice ella, tengo para trastocar algunas erres intersilábicas en eles. Por ejemplo, ella cree escuchar “me acueLdo” cuando yo digo “me acueRdo”. Que mi “peRdón” suena como “peLdón”. Puede ser. Pero nadie más me lo había comentado y por eso no estaba consciente de mi falta ortoépica. Aún así, yo me escudo detrás de la explicación que alguna vez dio Rosemblat de que la pronunciación del sur de España y de las regiones habitadas por andaluces y extremeños durante la colonia tiende a minimizar la fuerza de las consonantes finales e intersilábicas. Que es el caso de los cubanos que convierten esa erre en una doble pronunciación de la consonante siguiente: “coTTar la cueDDA” en vez de “coRTar la cueRDa”; o las de los portorriqueños, en las que sí se convierte la erre en una ele franca: “compóLTate, sé fueLTe”, por: “compoRTate, sé fueRTe.

Yo tiendo a pensar que mi caso —que es el de muchos de los que nacimos y nos criamos en los estados centrales— es el de la pronunciación de una erre suave, parecida a la del idioma inglés, y no una fuerte, como la que se escucha en el francés. Pero, claro, a lo mejor son puras excusas mías para no aparecer como engolado al pronunciar (o tener que aprender a hablar después de viejo). Y mi amiga me ripostará que si soy tan exigente conmigo mismo (y tan crítico con los demás) en lo referido a la ortografía, las normas al escribir, también debería serlo con la ortoepía, el arte de pronunciar correctamente, como nos explicaron en quinto grado...

Me quedan unas trescientas palabras disponibles todavía. Voy a emplearlas en la misma materia: ortografía, ortoepía y hasta ortofonía.

Nobel. Con motivo del premio otorgado, muy justamente, a Vargas Llosa, por la televisión y la radio uno escuchaba con frecuencia “nObel”, como palabra grave, y resulta que el apellido del famoso inventor se acentúa en la “e”: nobEl; por lo que la enunciación correcta es igualita que cuando decimos nuestro sinónimo de “principiante”: “Nobel” y “novel”; solo que aquella es con be labial y ésta es con ve labiodental (o uve, como quieren ponernos a decir los académicos de la RAE).

Demasiado. ¿Qué debe hacer una muchacha cuyo novio le dice: “Yo te amo demasiado”? Probablemente, ella le dará un fogoso beso de agradecimiento por lo que ella cree que es un piropo. Pero lo que debía haberle dado era una bofetada. Porque le está diciendo que la quiere más de lo que se merece. El problema es que ninguno de los dos —ni el 90 por ciento de los jóvenes— sabe que ese adverbio implica “en exceso”, “en demasía”, no “muchísimo”, que es lo que quería significar el Romeo. Pero cómo abunda ese error.

Aguacero. En estos días de excesiva caída de agua, he escuchado y leído (inclusive en este diario): “Se esperaN lluvias”. Con esa ene final que no va, porque esa oración tiene un sujeto indefinido; alguien espera que llueva. No se sabe quién. Añado más, todos los verbos relacionados con fenómenos meteorológicos (llover, nevar, tronar, relampaguear) carecen de variación personal, por lo que requieren un verbo en tercera persona del singular. Esta frase que comento tiene algo de eso también, aunque el verbo no sea de esos.

“E” por “I”. A veces, demasiadas, uno se encuentra con que alguien va a “palear” un asunto cuando lo que se necesita es “paliar” este; o sea que, en vez de mitigar, atenuar, disminuir el problema lo que hacen es caerle a golpes con una pala. Igual sucede con “arrear” y “arriar”. Más de una vez hemos leído que a la pobre bandera no la bajaron del asta sino que la estimularon para que caminara...

Se cierra el cerco

Hace algún tiempo estuvo circulando profusamente por Internet un cuento en el cual un alumno de ascendencia rural la explicaba a su profesor cómo se cazaban cerdos salvajes (cochinos de monte o báquiros, dijéramos nosotros). El resumen de la narración es como sigue. En un pedazo de sabana se deja comida por varios días para que los báquiros vengan a comer. A la semana, se erige una línea con estantillos y alambre de púas y se deja comida como ya es usual. Los cerdos, al comienzo, recelan de la alambrada pero viendo que tienen tres lados por los cuales huir, hacen lo que ya es una costumbre: comer en el sitio. Una semana después, se levanta perpendicularmente una barrera igual a la primera. Los báquiros actúan con aprehensión pero siguen viniendo a comer. Un tiempo después, se construye otra barrera en el otro extremo de la inicial. Ya los suidos empiezan a acostumbrarse a esas construcciones, por lo que casi no se dan cuenta de su existencia y siguen con su ingesta. Un día, sorpresivamente, los campesinos cierran el cerco mientras los báquiros están atiborrándose y quedan presos para que los cazadores hagan con ellos lo que les plazca.

Así estamos los venezolanos. El régimen nos ha ido poniendo un vallado alrededor mientras nos mantiene distraídos con pan y circo. Elke Tekonté crea un escándalo para que todos miremos hacia esa dirección y, como quien no quiere la cosa, aprieta más el tortol. A cada quien le da lo que cree que es lo que más falta le hace: a los pobres de solemnidad les lanza dinero en las misiones y les ‘echa’ comida de Mercal, con pudrición incluida. A los menos pobres —había escrito ‘a los de la clase media’, pero lo borré porque con la inflación de todos estos años ya esa no existe— nos autoriza, como que si fuese la concesión de una gran gracia, a comprar unos dolaritos para cuando viajemos. Siendo que esas divisas son nuestras, no de él. Mientras tanto, en complicidad con las focas y otros áulicos parecidos, cierra emisoras y periódicos, despoja a las regiones y localidades de competencias que les había concedido la Constitución, confisca bancos, haciendas, empresas y construcciones (uso bien el verbo porque a nadie le han pagado todavía; ni le pagarán) y pone a la Fuerza Armada —la cual debería estar cumpliendo con lo que le estatuyen los Arts. 328 y 329 de la Constitución— a arremeter contra el pueblo de diversas maneras. Porque ya no bastan el pan y el circo, ahora necesita reprimir para poder mantenerse.

La más reciente patraña —¡cómo me gustaría poder decir ‘la última’!-— es eso de pedir que le den una habilitante más. La excusa que pone es que tiene que atender la emergencia generada por las lluvias. Para obtener una opinión favorable —después de haberse percatado con una semana de retardo de que había damnificados, y para no dejarse quitar la bandera por los gobernadores y alcaldes quienes estuvieron desde el mismo primer día al lado de quienes los eligieron— ahora sobredimensiona los daños. Hay que reconocer que hubo muchos estragos, pero no tanto como Esteban dice. Lo que pasa es que tiene que justificar. Para lograr eso, presenta más teatro: aloja gente en Miraflores y la Casa Amarilla. Como si no tuviese a su disposición instalaciones más acordes para ese cometido. Hay que dejar claro, la tal habilitante se empleará para todo menos para solucionar el problema a los damnificados. Si no creen, pregúntenle a la gente de Vargas, que ha visto pasar once años, ¡y nada!.

Me imagino que cuando esto salga publicado, ya las focas se habrán adelantado y, aún sin haber llegado la solicitud, le habrán extendido el poder especial, porque “hay que complacer a nuestro jefecito adorado”. Esos en mala hora diputados se niegan a entender que es ilegítimo, es inmoral, que ellos pasen tanto esa ley como las demás que les ordenaron aprobar antes de salir despedidos. Que se les acabó su hora, que el pueblo los cambió por unos menos arrastrados y más aptos que sí van a defender a las regiones que ellos no supieron o les dio culillo defender.

El cerco se cierra. Pero el de cazar venezolanos no tiene solo cuatro costados: quieren ponerle techo también: hasta las comunicaciones cibernéticas nos las van a quitar. Vamos a estar peor que en Cuba. Allá, por lo menos unos blogueros, dando muestras de arrojo, pueden lanzar al mundo sus denuncias. Aquí no: aquí todo pasará por un punto único de entrada de todas las comunicaciones. En el cual colocarán a uno de esos zelotes revolucionarios con poca ilustración, pero con exceso de celo retrógrado, dispuesto a bajar la cuchilla por quítame-estas-pajas. Algo así como una Lina Ron, pues...

Tres temas que parecieran desconectados

Judicial
Todo parece indicar que hoy se cometerá una nueva violación a nuestra Constitución, cuando las focas del Legislativo procedan a obedecer lo que les diga Miraflores en la “escogencia” de los robolucionarios que han de ser designados magistrados para el Tribunal de la Suprema Injusticia. La violación será por dos vías (no intenté hacer un chiste procaz al afirmar lo anterior; pero tienen que reconocer que me quedó muy gráfico el símil): primero, porque se tuerce el propósito del constitucionalista de varias maneras; baste con decir que el Comité de Postulaciones Judiciales no llena los requisitos de representar a “los diferentes sectores de la sociedad”; que los representantes de esa entelequia que llaman el “Poder Ciudadano”, que hizo la primera “depuración”, solo son una extensión del Ejecutivo, de quien se sienten subalternos; y que los diputados que deben “perfeccionar” el acto tienen un impedimento moral de actuar; porque su intento sería posterior a unas elecciones donde la gran mayoría de ellos perdió sus puestos y lo sensato, sería dejar esa tarea a los nuevos parlamentarios. Y, segundo, porque los candidatos que tienen mayor chance de ser favorecidos en razón de su afinidad partidista y su vocación de focas, no llenan los requisitos del Art. 263 en sus ordinales segundo —que exige “Ser ciudadano o ciudadana de reconocida honorabilidad”— y tercero —que precisa que dichas personas gocen de “buena reputación” y “reconocido prestigio en el desempeño de sus funciones”. Porque, ¿qué reconocida honorabilidad puede tener un poetastro que, cuando era Fiscal General, para desgracia del país, fabricó “testigos estrella” con el fin de “cocinar” un resultado judicial para favorecer al régimen y disimular la verdad en un horrendo homicidio? Y que puso por el suelo a su país, cuando lo representaba en el exterior y no se le ocurrió —aparte de escribir unos versos ramplones a los campeones mundiales de fútbol—sino acusar a las autoridades policiales del país anfitrión de obtener declaraciones de los etarras mediante torturas y al Ministerio Público de ese país de cohonestar esa práctica. Si eso es con el poetastro, en la lista también aparecen varias personas que fueron “juezastros”, si es que existe esa palabra, con prontuario en vez de currículum. Destacan un tal Moreno y una de apellido La Riva; pero hay más. Claro, ellos tienen una excusa del carajo: “Si a Luisa Estela, a quien botaron del Poder Judicial dos veces, pudo llegar no solo a magistrada sino a presidenta, ¿por qué nosotros no?”

Electoral
Nuevamente, al igual que el 26-S, los oficialistas se ponen a dorar la píldora y andan por ahí diciendo que las votaciones de este fin de semana indican que los rojos son la primera fuerza en el país. Me imagino que se refieren a la fuerza bruta, a la cual recurren con tanta facilidad, porque en el campo de los sufragios, así hayan ganado más alcaldías que los de la MUD, nanay. De hecho, la alcaldía de Maracaibo es más importante, numéricamente, que las dos gobernaciones y las diez otras alcaldías juntas. Sucedió lo del 26-S: tuvieron más diputados por la bellaquería con la que desdibujaron los circuitos electorales, pero fueron minoría en el total de votos.

Comicios
Ayer escuché a varios reporteros y comentaristas de noticias explicar que “los comicios electorales se desarrollaron con normalidad”. Pues sería hasta cuando ellos abrieron la boca, porque eso de “comicios electorales” es como hablar de una “bicicleta de dos ruedas” o de una “hemorragia nasal de sangre por la nariz”: un tremendo pleonasmo. Según el mataburros, los “comicios” son: “Elecciones para designar cargos políticos”. Y menos mal que eran para escoger alcaldes, porque si hubiesen sido para concejales, hubieran hablado del “concejo municipal”, lo cual también es una redundancia innecesaria. Porque todos los “concejos”, con “c”, son municipales. Tanto es así que la Constitución —aunque está escrita en un lenguaje infame, como eso de “ciudadano o ciudadana”, “coronel o coronela”, etc.— se cuida de no cometer ese error. Claro que este no es solo de los periodistas; por todas partes uno lee: “Concejo Municipal del Municipio Autónomo tal”, en un triple exceso solecístico. Porque, por definición los municipios son autónomos. Quizás los alcaldes mandan a poner esos letreros porque —como sucede en nuestra sufrida Valencia— no lo saben y, por eso, no deciden nada hasta que reciben la aquiescencia del Primer Dedo de la República.

Colofón
Aunque ustedes no lo crean, estoy de acuerdo con algo expresado por Elke Tekonté. Lo apoyo completamente en eso de que hay que darle un parao al “invasor colonialista”. Por eso, propongo que se expulse del país ¡pero ya! a todos los cubanos que dan órdenes en los organismos de seguridad, de inteligencia y militares. A los dizque médicos, podemos darles un chance, siempre que presenten sus títulos profesionales y los revaliden…