martes, 26 de febrero de 2013

La última colonia que queda en América

 A finales de este año, celebraremos el aniversario 190 del momento en que el último contingente español se embarcó —para no volver jamás— desde Puerto Cabello.  Ahí, por fin, se patentizaba independencia de una metrópoli abusadora.  Se logró después de trece años de guerra.  Hace casi cincuenta, otro país intentó subvertir nuestra incipiente democracia  para acabarla y reemplazarla con una imitación del régimen que imperaba entre ellos.  Nos costó unos siete años, pero logramos vencer y expulsar a los soldados castristas que vinieron como guerrilleros a envenenar las mentes de nuestros jóvenes.  ¡Tanto denuedo, tanta sangre derramada, para nada!  Hoy hemos devenido en la única colonia que queda en América.

Y no sé qué causa mayor tristeza; si la paradoja de que el nuevo colonizador no es una potencia sino un paisito lleno de carencias, con solo un tercio de la población venezolana y menos de una vigésima parte de nuestra economía; o que los invasores se han enseñoreado en nuestro medio con la anuencia y complacencia de unos paisanos nuestros, de unos venezolanos que se jactan de que solo ellos tienen el monopolio del amor a la patria; cuando lo que son es un sartal de Quisling tropicales.  Por lo menos, la España de aquellos tiempos era una potencia de verdad-verdad, mientras que los colonizadores actuales sufren racionamientos y sobrevivían por las remesas que les hacían sus familiares emigrados.  Suerte para ellos que ahora lo hacen por la munificencia oficial venezolana.

Reconozco que duelen, que escuecen estas afirmaciones, pero no por eso dejan de ser verdad.  Ya se vislumbraba lo que venía cuando hace varios años, por uno de los muchísimos decretos “con rango, valor y fuerza de Ley” se disponía que policías cubanos tenían (y tienen) potestad para detener a venezolanos ¡en Venezuela!  Mucho cacareo se hizo por el hecho de que un país que no sabe lo que es la propiedad privada estuviera a cargo de las notarías y registros; que ese mismo país, que oprime a los suyos hasta que más, estuviese a cargo de la identificación; que un país que mueve menos tonelaje marítimo que nosotros manejase nuestros puertos.  Pero muy pocos notaron ese exabrupto de los del G-2 cubano pudiendo arrestar a venezolanos en suelo patrio.  Esto es más grave que los que mencioné antes (que son graves también), y casi tan grave como eso de que militares cubanos meten las narices en los planes estratégicos que se hacen en el Estado Mayor y dan órdenes a oficiales venezolanos que los superan en grado.  Y ellos se dejan.  ¿Más señal de colonización?  Se las doy...

Tan colonizados estamos que la troika compuesta por Maduro, Cabello y Ramírez viaja a la “metrópoli” habanera a recibir instrucciones de la gerontocracia castrista.  La foto de “Granma” hoy los muestra al alimón en el aeropuerto de Rancho Boyeros escuchando arrobados las órdenes que se les imparten.  Claro que, poseyendo todavía un rescoldo de pudor, explican que fueron a La Habana pero a ver al mandatario enfermo.  Cosa que quién sabe si se dignaron hacer…

Y tan resignados estamos a ser colonizados, que un despreciable estuprador, ladrón y borracho como Daniel Ortega —un extranjero— se atreve a insultar en un acto público a los venezolanos sin que ninguno de los presentes haya tenido la decencia ni la sensatez de pedirle moderación; por el contrario, parecían arrobados por el discurso del chulo.  No hubo ni uno de los rojos-rojitos que pidiera prestada la famosa frase y le espetara “¿Por qué no te callas?”  Pero ni eso…

Hay quienes piensan que —después del más reciente “aporte” al derecho constitucional hecho por la dos veces expulsada del Poder Judicial pero actual presidenta del Tribunal de la Suprema Injusticia— estamos en un interregno.  Nada de eso.  ¡Estamos peor!  Porque la nomenklatura se ha trastocado en un pocotón de sátrapas y los altos mandos no pasan de ser cipayos.  Unos y otros se prosternan ante las decisiones que toman unos extranjeros allende el mar…

Otrosí 1
 Repito por esta vía un tuit que mandé hace días y sigue sin contestación (oficial, por lo menos): “Quién comanda las FAN?  El único que puede tener mando civil y militar al mismo tiempo, según la norma, es el presidente.  Y si él no está…”

Otrosí 2
A la luz de lo cometido por la de la papada prominente y su combo, la oposición no puede transigir cuando haya que escoger los nuevos magistrados.  Nada de luchar por cupos para sus partidarios.  Los elegidos deben ser personas de altísimo reconocimiento por su rectitud, sapiencia y honorabilidad, sin importar su afinidad política.

Otrosí 3
Las banderas que ondean en la churrasquería de Mañongo parecen unos coletos por lo mugrosas y desflecadas que están.  Alguna autoridad que se apersone allí a exigir el cumplimiento de la Ley de Banderas vigente. 

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