Hoy, el Gran Autorizador de la Paz en el Continente debe estar tratando de bajear al nuevo ocupante del Palacio de Nariño para que se rinda embobado por su abundante verbo. Atrás quedaron las intromisiones inadmisibles en el proceso electoral colombiano amenazando con que si ganaba Santos nunca le estrecharía la mano. Van doce años del mare verborum y no entiende que uno es esclavo de la palabra que pronuncia. Pero, claro, a él —que es experto en hablar por ambos lados de la boca — no le importa meter la pata porque siempre habrá un arrastrado, un José Temiente por ejemplo, que explique que “él no quiso decir eso”. Total que todo, hoy, con “mi hermano Juan Manuel”, será igualito que cuando llegó Obama al poder en USA. Era “la esperanza del continente”, y al ratico, cuando se dio cuenta de que el negrito no le iba a parar mucho, ya lo denostó como un “hijuebush”.
Menos mal que el doctor Santos no es cogido a lazo. Y sabe que el sabanetero es más mentiroso que un brassiere con relleno. Que lo que busca es un repliegue táctico mientras consigue un medio de seguir ayudando a sus queridos compañeros del Foro de Sao Paulo. Porque una cosa tiene todo el mundo claro: lo de Esteban es una fijación ciprianera; no estará tranquilo hasta que no haya revivido la Gran Colombia y él esté sentado bajo el solio de Bolívar.
Santos lo va a dejar correr y, luego, le dirá que sí, que sería bien bueno que se restablecieran las relaciones. Pero que como la puntada de romper relaciones se originó en Caracas, al visitante es a quien le tocará hacer los mayores esfuerzos por remendar el capote. Y pedirá que la inmensa deuda que tiene el régimen con los exportadores colombianos sea pagada. Y que cese el acoso por parte de las autoridades venezolanas a todo lo que huela a colombiano. Y que ya dejen de hacerse los locos, gobierno y Fuerzas Armadas de Venezuela, con los guerrilleros a los que se les da cobijo y ayuda; que ya no acepten —como le tocó admitirlo al teniente que “comanda” el puesto de La Gabarra ante un reportero español— que haya zonas donde los militares venezolanos no “deben” pasar.
En todo caso, que Boves II se olvide de llegar con amenazas, que el compañero Juanma no va a ceder, todo tembloroso, ante la amenaza de otros “diez batallones” para la frontera. Porque va a perder el tiempo. El Presidente de Colombia sabe que no debe distraer a sus Fuerzas Militares y su Policía en lo que han estado ocupadas, con mucho éxito, en estos últimos ocho años: en rescatar para los colombianos la paz en sus ciudades, aldeas, campos y carreteras. No va a complacer la megalomanía del de por aquí, ni las ganas de éste de estrenar sus milicianos en una lucha fratricida. Contienda en la que, como yo la veo, el resultado sería igual al de una pelea entre un cochino hambriento y una docena de buñuelos amarrados.
Lo que debería hacer el Iluminado por Maisanta es aprovechar para aprender cómo se gobierna, escuchando a alguien que tiene menos de una semana en la Presidencia pero que fue exitoso ministro en tres áreas, con tres presidentes diferentes, porque se rodeó de gente eficiente, no de chupamedias ni correligionarios. Siendo ministro de Comercio Exterior hizo que las exportaciones colombianas dieran un salto, especialmente por los tratados comerciales que logró patentizar con México, Venezuela y Ecuador. Siendo ministro de Hacienda, sacó al país de su peor crisis económica cuando impuso contra viento y marea unas reformas y unos ajustes que blindaron a Colombia. Por cierto, las mismas medidas que ahora les ha tocado adoptar angustiosamente a algunos países de Europa. Y de ministro de la Defensa, ni se diga; trabajando de consuno con las Fuerzas Militares y la Policía mantienen arrinconadas a las FARC, que pareciera que ya están pidiendo cacao. Tanto, que Elke Tekonté, sale de “sabio y prudente” a recomendarles que cesen los secuestros y liberen a los que tienen hace años. Por algo será.
Menos mal que el doctor Santos no es cogido a lazo. Y sabe que el sabanetero es más mentiroso que un brassiere con relleno. Que lo que busca es un repliegue táctico mientras consigue un medio de seguir ayudando a sus queridos compañeros del Foro de Sao Paulo. Porque una cosa tiene todo el mundo claro: lo de Esteban es una fijación ciprianera; no estará tranquilo hasta que no haya revivido la Gran Colombia y él esté sentado bajo el solio de Bolívar.
Santos lo va a dejar correr y, luego, le dirá que sí, que sería bien bueno que se restablecieran las relaciones. Pero que como la puntada de romper relaciones se originó en Caracas, al visitante es a quien le tocará hacer los mayores esfuerzos por remendar el capote. Y pedirá que la inmensa deuda que tiene el régimen con los exportadores colombianos sea pagada. Y que cese el acoso por parte de las autoridades venezolanas a todo lo que huela a colombiano. Y que ya dejen de hacerse los locos, gobierno y Fuerzas Armadas de Venezuela, con los guerrilleros a los que se les da cobijo y ayuda; que ya no acepten —como le tocó admitirlo al teniente que “comanda” el puesto de La Gabarra ante un reportero español— que haya zonas donde los militares venezolanos no “deben” pasar.
En todo caso, que Boves II se olvide de llegar con amenazas, que el compañero Juanma no va a ceder, todo tembloroso, ante la amenaza de otros “diez batallones” para la frontera. Porque va a perder el tiempo. El Presidente de Colombia sabe que no debe distraer a sus Fuerzas Militares y su Policía en lo que han estado ocupadas, con mucho éxito, en estos últimos ocho años: en rescatar para los colombianos la paz en sus ciudades, aldeas, campos y carreteras. No va a complacer la megalomanía del de por aquí, ni las ganas de éste de estrenar sus milicianos en una lucha fratricida. Contienda en la que, como yo la veo, el resultado sería igual al de una pelea entre un cochino hambriento y una docena de buñuelos amarrados.
Lo que debería hacer el Iluminado por Maisanta es aprovechar para aprender cómo se gobierna, escuchando a alguien que tiene menos de una semana en la Presidencia pero que fue exitoso ministro en tres áreas, con tres presidentes diferentes, porque se rodeó de gente eficiente, no de chupamedias ni correligionarios. Siendo ministro de Comercio Exterior hizo que las exportaciones colombianas dieran un salto, especialmente por los tratados comerciales que logró patentizar con México, Venezuela y Ecuador. Siendo ministro de Hacienda, sacó al país de su peor crisis económica cuando impuso contra viento y marea unas reformas y unos ajustes que blindaron a Colombia. Por cierto, las mismas medidas que ahora les ha tocado adoptar angustiosamente a algunos países de Europa. Y de ministro de la Defensa, ni se diga; trabajando de consuno con las Fuerzas Militares y la Policía mantienen arrinconadas a las FARC, que pareciera que ya están pidiendo cacao. Tanto, que Elke Tekonté, sale de “sabio y prudente” a recomendarles que cesen los secuestros y liberen a los que tienen hace años. Por algo será.
Por cierto, cuando el tipo afirma que: "Yo ni he aprobado, ni apruebo, ni aprobaré presencia alguna de fuerzas guerrilleras, o de fuerzas militares de cualquier tipo irregulares o regulares en Venezuela”, pareciera que no recuerda el punto de cuenta que le aprobó a Rodríguez Chacín en el cual se autorizaba dar dinero y espacios a los irregulares...
De paso, mientras esté allá, debería preguntar cómo es que se hace para organizar un gabinete —no con pelafustanes y avivatos como los que a nosotros nos ha tocado padecer— sino con personas que han demostrado hasta la saciedad que son expertos en sus ramos, y que están respaldados por sólidas maestrías y doctorados hechos en universidades serias. Y que han sido escogidos por Santos a pesar de que estuvieron en la acera de enfrente en la contienda electoral. Porque son los mejores...
De paso, mientras esté allá, debería preguntar cómo es que se hace para organizar un gabinete —no con pelafustanes y avivatos como los que a nosotros nos ha tocado padecer— sino con personas que han demostrado hasta la saciedad que son expertos en sus ramos, y que están respaldados por sólidas maestrías y doctorados hechos en universidades serias. Y que han sido escogidos por Santos a pesar de que estuvieron en la acera de enfrente en la contienda electoral. Porque son los mejores...
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